
Como arquitecto especializado en la gestión de proyectos con la metodología BIM durante más de una década, he sido testigo de la persistencia de ciertos mitos que rodean su implementación.
En primer lugar, el mito de la complejidad exagerada. Contrario a esta creencia, BIM no complica los proyectos, sino que los mejora al fomentar la colaboración y la eficiencia entre los diversos actores involucrados.
En segundo lugar, la errónea idea de que BIM es exclusivamente para grandes proyectos. La realidad es que esta metodología se adapta a proyectos de diversos tamaños y tipologías, desde proyectos residenciales hasta complejos comerciales.
En tercer lugar, el temor a una curva de aprendizaje prolongada. Hoy en día, contamos con una amplia gama de recursos y capacitaciones sólidas y eficientes, muchos de los cuales son accesibles de forma gratuita, lo que facilita el proceso de adopción de BIM.
Y finalmente, el mito de que BIM reemplazará por completo a los profesionales. En verdad, BIM no busca suplantar el papel de los expertos en la industria, sino que amplifica sus habilidades, mejora su eficacia y expande sus horizontes profesionales.
Es fundamental desmitificar estas ideas erróneas para poder aprovechar al máximo los beneficios que BIM ofrece a la industria del diseño y la construcción. Adoptar una visión clara y precisa sobre esta metodología es esencial para garantizar una implementación exitosa y avanzar hacia un futuro donde la colaboración y la eficiencia sean los pilares fundamentales de nuestros proyectos arquitectónicos.
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